Críticas Oso vicioso (2023)

Nunca se toma en serio a sí misma y sólo busca entretener. Si lo que buscas es una aventura criminal seria, no es ésta, pero si lo que quieres es pasar un buen rato sangriento, este oso juerguista es lo que necesitas.

Es mejor el concepto que la película

Aunque es entretenida y tiene muchos grandes momentos, no acaba de cuajar con elegancia.

Keri Russell y Ray Liotta aportan un gran atractivo a esta película de serie B, mientras que la directora Elizabeth Banks demuestra tener claro lo que desea ofrecer al público.

Es divertida y espeluznante pero no es nada del otro mundo.

En unos largos 95 minutos, la película se vuelve rápidamente monótona, recurriendo a un mismo chiste repetidamente.

La película ofrece una abundante dosis de diversión salvaje. Los personajes resultan entrañables y se aprecia el compromiso del elenco, lo que seguramente conquistará al público.

Casi podría no considerarse una película; es, en cambio, una serie de gags y payasadas llenas de CGI con una narrativa muy floja.

Es, contra todo pronóstico, aburrida

Banks da un salto mortal tras las cámaras de 'Oso vicioso' para caer de pie y triunfante. Es puro vicio: un cartoon acelerado, un survival con bicho desbocado de asumidas raíces setenteras.

Es una película sin pretensiones que se asume como tal.

El chiste del oso drogado, acelerado y furioso, provoca risa al principio y, si se quiere, un par de veces más. Sin embargo, resulta complicado mantener esa dinámica durante más de 90 minutos.

Una película que además nos ofrece una sana reflexión: pensar qué es aquello que nos desencadena la carcajada, cómo la peor desgracia puede ser, desde la distancia justa, un motivo para la comedia.

Es una lástima que 'Oso intoxicado' no termine siendo una de esas malas películas que acaban siendo geniales. Sin embargo, su autoconsciencia y su espíritu anárquico logran rescatarla de la mediocridad.