Críticas Sin malos rollos (2023)

Coquetea con alguna idea arriesgada pero va sobre seguro.

Es una película terrible; arranca con una premisa que muchos considerarán infantil y no logra mejorar a lo largo de la trama.

Es una película estándar pero entretenida, con una notable química entre los protagonistas.

Una comedia sexual perfecta para el verano

Se queda corta. Además de los juegos de palabras, no presenta mucho más que aportar.

Jennifer Lawrence es una 'sinvergüenza admirable' en esta bienintencionada comedia sexual veraniega.

Un lío caliente sorprendentemente sentido

La comedia que Jennifer Lawrence merece desde hace tiempo es, sin duda, hilarante y sorprendentemente dulce.

Una comedia sexual que funciona y luego se esfuma.

Con divertidas escenas y una conmovedora interpretación del joven Andrew Barth Feldman, la a veces torpe comedia acaba encontrando su ritmo.

La ejecución es demasiado floja para que merezca la pena

Cae en los clichés sentimentales del género de los que se burla.

Estupenda a pesar de la efervescencia ochentera en su estilo, es una película que observa detenidamente el universo adolescente actual, resaltando tanto sus virtudes como sus defectos, y también aborda la crisis económica que afecta a todas las generaciones.

La comedia adolescente de toda la vida explora un simpático pero algo insípido desvío hacia el romanticismo revisitado.

Lo mejor es su enfoque de ajuste de cuentas y su actitud desafiante, con la sorprendete actuación de Jennifer Lawrence. Sin embargo, el resultado final peca de una autocontención inesperada.

Una explosiva comedia que no se disculpa ante sus incorrecciones y con momentos genuinamente conmovedores e inolvidables.

Se trata de una película sorprendentemente divertida, con un tándem cómico inesperadamente eficaz, que funciona por los diálogos, por las buenas actuaciones, por el ritmo cómico, (...) proyecta una honestidad que no es común en las comedias de hoy en día.

Revierte algunos tópicos sexistas del género y explora lo que ha cambiado en las relaciones contemporáneas, pero lo hace sin perder del todo el pudor burgués que fue siempre el verdadero límite de la comedia sexual.

Lawrence está, ni bien ni mal. El título original ('No Hard Feelings', 'Sin malos sentimientos') es quizá, tal vez, en una de ésas, más sutil y a la vez más explícito acerca de lo que la película quiere en definitiva ofrecer.

Es incolora, inodora, insípida. En el cine, pueden pasar muchas cosas, pero el problema aquí es que no termina de suceder nada relevante.