Críticas Fast & Furious X (2023)

Vin Diesel se reafirma como el alma de la franquicia 'Fast and Furious' con esta secuela que desafía la lógica y la muerte.

Reirás, vitorearás y te sentirás, por unas horas, parte de una familia.

Diez películas después, los protagonistas de estas historias vacías parecen un grupo de profesores de gimnasia jubilados que estarían mejor al volante de un carrito de golf.

'Fast X' brilla en sus momentos más absurdos, algo que Jason Momoa entiende a la perfección. Sin embargo, se vuelve incapaz de mantener su energía cuando intenta ser más reflexiva o emocional, lo que le hace perder el enfoque que caracteriza a la película.

'Fast X' avanza a gran velocidad, llevándose todo a su paso y dejando al público luchando por mantenerse al tanto de lo que sucede a su alrededor.

La franquicia ha evolucionado a convertirse en un culebrón diurno atractivo para los millennials y la generación Z, ya que, simplemente, no hay límites en la locura que caracteriza su narrativa.

No cabe duda de que esta franquicia es una tontería, pero el hecho de que un personaje ridiculice constantemente a los demás y se burle de todo resulta un poco exagerado.

'Fast X' resulta entretenida, con persecuciones de coches impactantes, aunque no alcanza el nivel de satisfacción de las mejores entregas de 'Fast & Furious'.

'Fast X' demuestra que se puede obtener demasiado de algo bueno. Llega a los cines más tonta y deliciosa que nunca.

Aunque a veces se vuelve denso con diálogos melodramáticos, es un emocionante viaje que deja sin aliento y Jason Momoa, en el papel de villano, está increíble.

Ridículamente divertida y con Jason Momoa como el nuevo villano, la película eleva las apuestas de manera efectiva.

Es tan insulsa que parece que la ha escrito el ChatGPT

Absurda de principio a fin

Decepciona por la fatigosa acumulación de líneas narrativas paralelas, por el exceso de situaciones absurdas y por el nulo carisma del villano, lo que provoca que la historia comience a perder fuerza.

Tiene todo lo que el fan de la saga ansía ver. 'Rápidos y furiosos X' puede parecer más de lo mismo, pero resulta ser bastante entretenida.

Todo es bien grasa y a mucha honra, aunque en cada secuencia extendida de acción se extraña el carácter físico y la precisa geometría de la puesta en escena que ha hecho de las diversas misiones imposibles de Ethan Hunt un verdadero placer genérico.

La décima película, punto de partida de una trilogía final, se apoya en lo mejor de la propia historia de la saga para concebir una aventura intensa y muy disfrutable.

No le miente a nadie. Es un mero espectáculo de fuegos artificiales que se acompasa con el estruendo de los motores, y así debe ser disfrutado.

'Rápidos y furiosos 10' es un intento medianamente funcional para poner todo de regreso en el carril correcto. La mayor parte es un reciclaje descarado.

El problema con Leterrier, el director, es que resulta casi siempre un buen artesano y cuando parece que se va a adecentar, sale con estos asuntos. Bien hecho en lo visual, pero muy mal contado.

En resumen, más de lo mismo, pero a ritmo más vertiginoso, con autos notoriamente de CGI, con una trama y unos diálogos tan absurdos y cursis que hacen de esta, una cinta inmune a la huelga de guionistas.

La película cumple su promesa de exacerbar lo imposible. Ejecuta su misión mientras afianza los valores de sus personajes principales.