Críticas Asteroid City (2023)

Una de las mejores películas que ha hecho Wes Anderson.

Verdaderamente deliciosa. Wes Anderson se inclina hacia sus características excentricidades para un viaje por el desierto que no ganará nuevos conversos, pero mantendrá contentos a los fieles.

La película de Wes Anderson más extraña hasta la fecha.

Como todo el trabajo de Anderson, es muy amoroso, incluso aunque cada movimiento de cámara parece haber sido calculado con la precisión de una ecuación matemática.

Un viaje estético, ligero y fresco, con un corazón alegre que permite al público simplemente ponerse cómodo y disfrutar potencialmente de una de las películas más fáciles de Anderson.

Cuenta con un repato estelar, encabezado por Jason Schwartzman, Scarlett Johansson, y Tom Hanks, pero, aunque bello, se trata de un proyecto vacío.

La nueva y brillante película de Wes Anderson no sacrifica la narrativa por el estilo

Con un tono sorprendentemente oscuro, pero también algo impenetrable en el primer visionado, fue una sorpresa darme cuenta de que estaba llorando. Estoy deseando volver a verla.

Cuando funciona, es una auténtica maravilla, pero tropieza con sus propias ambiciones y se distrae demasiado para su propio beneficio.

El director presenta una versión condensada de sí mismo en su película más críptica, estilizada y desconcertante. Es un auténtico deleite para los convencidos (incluido quien escribe) y la mejor justificación para frustrar a quienes no lo son.

Defraudará a quien busque una onza de realismo o verosimilitud. Pero para los incondicionales de Anderson constituirá otro banquete opíparo: un diluvio de viñetas hilarantes que desborda imaginación.

Mi sensación, a partir de un primer visionado de una película extraordinariamente compleja desde lo formal y complicada desde lo narrativo, es que no funciona del todo bien.

Lástima que, en el afán de evidenciar el artificio de ficción dentro de la ficción como una herramienta para generar el estado de vacío existencial, (...) lleve el relato a una implosión casi permanente que irremediablemente bordea la somnolencia.

No es un desastre ni mucho menos, pero si es una llamada de atención: ¿cuánto más le alcanzará este estilo a Anderson para seguir haciendo películas?

Extiende sustancialmente el universo cómico de Anderson en perpetua expansión.

El resultado es particularmente fallido y sin gracia. Si acaso Wes Anderson es famoso por su prolija puesta en escena, ni un elenco tan memorable es capaz de salvar a Wes Anderson de la única película abiertamente mala de toda su carrera.