Críticas Hasta los huesos: Bones and All (2022)

Audaz proyecto que encuentra en Taylor Russell a la gran revelación.

Una historia rebosante de extraordinario romanticismo. El resultado es una oda a la entrega a los seres queridos: con huesos y todo.

Muy aburrida. El canibalismo aquí carece de un significado más profundo o más sencillo, no tiene relevancia más allá de su propia existencia. No representa nada. Es una de las road movies más incompletas, vacías y confusas que puedo recordar.

Amar y comer, desear y devorar se hacen confluir de forma tan horripilante como fascinante, que invita a la reflexión y resulta extrañamente conmovedora

Una obra maestra imperfecta, el mejor tipo de película de culto, al fin y al cabo.

Tiene sus méritos, pero la película se queda más bien como plato de acompañamiento en el festín cinematográfico de Guadagnino.

Russell brilla en su papel y el dulce y desaliñado encanto de Chalamet evoca de manera notable al fallecido River Phoenix.

Se abre con éxito a innumerables lecturas, hablando potencialmente de todo, desde el trauma intergeneracional, al amor queer, a la adicción. Pero es fundamentalmente un romance trágico, bellamente realizado y devastador.

Es de alguna manera más y menos que una simple película de terror, y no del todo un romance ramplón. El resultado final es inestable, demasiado inestable para sostenerse, pero el intento, literalmente, requiere agallas.

Una historia sangrienta brillante

Una oda fiel de un provocador nato a un género cinematográfico clásico. Russell y Chalamet son indiscutiblemente encantadores en todo momento.

'Bones and All' es tan radiantemente romántica como descaradamente terrorífica. En este sentido, no es solo una joya del terror queer, sino una de las mejores películas de 2022.

Un magnífico y espeluznante trabajo de Luca Guadagnino.

Una película de serie B que intenta alcanzar el nivel de cine de autor, pero fracasa completamente en sus pretensiones. Carece de la profundidad necesaria y se siente más como un derroche de recursos que como una obra artística.

Chalamet y Russell se desenvuelven con destreza en esta película mezcla de terror, comedia, drama iniciático y romance.

Luca Guadagnino se ha superado a sí mismo con esta poética película de miedo que equilibra la tragedia, el humor y la carga emocional.

Oscura y sangrienta, sin duda; pero también, a veces, dulce y esperanzadora.

Sea el motivo por el que sea, dale una oportunidad porque esta película es absolutamente increíble.

Una película profundamente emotiva sobre temas tabúes que deberían abordar también otros directores.

A menudo lenta y sorprendentemente inquietante, no siempre es sólida, pero destaca en su exploración de la conexión humana.

La interpretación principal de Russell, desarmantemente pura y auténtica, merece situarla en el firmamento de las estrellas junto a Chalamet.

Una película con un sabor instantáneo y contundente que también deja un regusto agridulce.

El director italiano se arriesga en 'Bones and all' a explorar los límites del deseo en una fábula antropófaga tan deslumbrante y atrevida por momentos como finalmente desenfocada

Sigo el problemático camino de la pareja enamorada, aunque con cierto desinterés. Mi atención realmente surge cuando Mark Rylance llena la pantalla. Su presencia me inquieta y fascina, mientras que el resto de la historia no logra generarme interés.

Trata de ser un romance juvenil y un retrato de la angustia adolescente, pero resulta sorprendentemente ineficaz en esta tarea. Guadagnino no se toma el tiempo para explorar la identidad monstruosa de sus personajes.

Guadagnino logra mantener la coherencia estética en su obra. Sin embargo, en el enfrentamiento entre el bien y el mal, parece quedarse atrapado, sin la fuerza necesaria para llevar su mensaje a un nivel impactante.

Da la impresión de que el director no confía en su propuesta, muy singular, hasta las últimas consecuencias. Lo que queda es una película que quiere ser demasiadas cosas al mismo tiempo.

Una película correcta, que comienza con fuerza y va perdiendo gas hasta convertirse en un convencional y anodino drama romántico adolescente.

No es nada fácil encontrar el tono adecuado para convertir una serie de episodios amorales en una oda al romanticismo adolescente. Ese potencial siniestro nunca termina de aflorar en ‘Bones and All’, donde el canibalismo funciona como una aséptica metáfora.

Es una historia de amor entre caníbales, anodina y simple. No va mucho más allá de esa premisa. Una historia íntima y plana que no aporta mucho más y se queda en una mera anécdota.

Una mirada poética, desgarrada y bastante dark de la existencia. Y una celebración de la voracidad del amor como último bastión frente a todos los males del mundo.

Es una película curiosa. Porque todo lo que tiene que ver con el gore, lo sangriento, y ésa es una película con hectolitros, puede hacer apartar la vista de los espectadores. Así y todo, la veo más como una película de género y no un drama con aspiraciones más artísticas.

Inviste a sus trágicos protagonistas de un horror estilizado que por momentos confunde con la poesía, y que retiene el nervio y la fuerza que hubiera alcanzado en un retrato más implacable y descarnado.

Guadagnino, quizás temeroso de que alguien pueda disfrutar de su obra, aniquila todas las oportunidades que tenía. La banda sonora resulta inesperadamente deficiente y disruptiva, evidenciando la falta de conexión entre la película y su director.

Guadagnino, gran retratista de la juventud contemporánea, logra algo raro: un film original y “setentista” en el mejor (y más cinéfilo) sentido del término.

Resulta impactante, no por la sangre o los elementos violentos. Sino por su cometido de enamorar a la audiencia en medio de lugares tan salvajes.

Lo que separa a 'Bones and All' de 'Call me by your name' es el escenario diametralmente opuesto, pero en el fondo es lo mismo: una historia de amor, perfectamente bien contada.

Es una obra construida a partir de muchas otras, pero que paradójicamente resulta muy original.